Delores: A Thimbleweed Park Mini-Adventure
- Desarrollador: Terrible Toybox
- Plataformas: PC
- Lanzamiento: 9 de mayo de 2020
Delores está entusiasmada con su nuevo empleo. Tras cumplir el sueño de formar parte del equipo de desarrolladores de MMucasFlem (ejem), vuelve a las calles de Thimbleweed Park para ejercer temporalmente de reportera gráfica en el periódico local. Bastará una cámara, treinta “puzles” y muchas ganas de pasear para conseguir volvernos a deleitar.
Es difícil que alguien en este 2020 esperara un alivio —o regalo— como el que Ron Gilbert, David Fox y el resto de su «tripulación» nos han ofrecido esta primavera. Pronto, para evitar murmullos, nos indican a modo de manual de instrucciones, que esta mini-aventura no es una secuela y que, en tiempos extraños como los vividos estas últimas semanas, no está de más divertir al personal con algo a su vez gratuito.
Hablemos pues, si nadie más protesta, de un DLC. Precisamente de un flamante capítulo diez en el que, como decíamos, Delores tiene una de las armas más destructivas de este siglo: una cámara de fotos. Y en concreto la misión de conseguir treinta capturas específicas para las crónicas que redacta Natalie en el Thimbleweed Nickel.
Cierto es que no podremos visitar gran parte de los rincones del condado. Al igual que —chocante de primeras— tampoco dispondremos de la opción de “salvar partida”, dada la original mecánica de que la aventura se divide en misiones de cinco fotos a retratar —in crescendo en la dificultad— para poder recibir un nuevo quíntuple encargo de nuestra nueva jefa.
Conseguir captar a tu familia “homeless” trabajando, obtener una muestra de la insalubridad del agua del pueblo o esperar la locura de Chuck, la planta, serán algunos de los encargos —o puzles— con los que tendremos que lidiar, en una aventura que, pese a perder su menú de verbos, gran parte de los personajes principales o sus geniales voces, trasmite en la mayoría de aventureros un “regusto-a-reno” con inconfundible sello de autor.
Si algo nos dejó la aventura de 2017 fue un poso y un posterior vacío ciertamente difícil de llenar. Quizá en muchos se oían silenciosos gritos que rogaban por un producto cuanto menos similar. Aunque Delores Mini-Adventure no lo es. Pero sí es el que se te escape una mueca nostálgica al regresar a sus eternas y oscuras calles, bostezar una sonrisa cómplice al sentir de nuevo la envidiable ilusión de Delores por todo lo que se propone, continuar riéndo con los “gemelos” al dejarnos caer por el ayuntamiento o cualquier otra de sus localizaciones, volver a sentir en parte que jugaste a una aventura que pasó a la historia del género; volver a 1988, volver a Thimbleweed Park.