Edgar: Bokbok in Boulzac
- Desarrollador: La Poule Noire
- Plataformas: PC, Xbox One, Nintendo Switch
- Lanzamiento: 26 de Febrero de 2020
No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Y Edgar, afincado a las afueras de Boulzac, es un tipo que no piensa en el dinero, ni en la familia, ni en las amistades, ni tan siquiera en su propia diversión. Edgar solo tiene un pequeño gran problema: se ha quedado sin la materia prima para hacer su recurrente y adorada sopa de calabaza. ¡¡¡Bok bok!!!
Bienvenidos a la vida de Edgar. Un pseudo-ermitaño del bosque, envuelto del característico estereotipo que tenemos de los leñadores: rudos, barbudos, “anchotes”, de tatuada camisa de cuadros y, solo en este caso, de dos geniales e inseparables complementos: un colador como sombrero y la compañía de su preciosa gallina.
Lo de “preciosa” no es algo subjetivo de quien escribe, sino que el propio Edgar muestra continuamente su cara más tierna al dirigirse a su simpática compañera en los términos más cariñosos que se le ocurren. Quizá con toda la intención por el bien de su propia salud mental, ya que tras el infortunio de ver como se le fastidiaba el vaporizador iónico que evita que las libélulas destrocen su plantación de calabazas, a Edgar no le queda más remedio que coger su barquita Jenny e ir a una aldea de Boulzac repleta de personajes que, además de no saber nada del Razidium, a duras penas espetan dos frases seguidas con sentido.
Aunque es menester decir que esos aldeanos son sin lugar a dudas lo mejor de la aventura. La abuela Marguerite, Nestor el coctelero, el viejo Olaf, sin olvidar al alcalde de turno, hasta llegar a Léon, el paleto que pesca con dinamita, y que sin duda es el capitán de un “barco” lleno de secundarios que nos arrancarán más de una carcajada.
Pero, ¿qué es el ansiado Razidium? Pues aparentemente solo es el metal que alimenta la máquina que gasea a las molestas libélulas que rondan nuestro huerto. Un metal tan imprescindible como desconocido para unos ciudadanos de Boulzac que sufren la manida tiranía de su alcalde.
Y hablando de imprescindibles, debemos detenernos cuantas veces sea necesario en los fundamentos que debe tener toda buena aventura gráfica. Siendo aquí donde los chicos de La Poule Noire nos desconciertan con una creación algo desnivelada. Y es que concluimos como proporcional nuestra satisfacción por su pintoresco apartado gráfico o los citados protagonistas, a la amargura de sentir cuánto echamos en falta una meritoria retahíla de buenos puzles y algo más de armonía en los temas musicales; una “sopa” algo agridulce.
Edgar: Bokbok in Boulzac, es una divertida y alocada historia que puede funcionar muy bien para introducir a cualquiera en el mundo de las aventuras gráficas. Un viaje que deja una placentera fotografía y sensación final. Un perfecto gusto por la vida. La de Edgar y la de una gallina a la que ya no podremos olvidar con facilidad.