Justin Wack and the Big Time Hack
- Desarrollador: Warm Kitten
- Plataformas: PC
- Link Steam: Clicka aquí
- Lanzamiento: 23 de Agosto de 2022
¿Te apetece viajar por el tiempo? ¿Te apetece codearte con dinosaurios y sus especulativas teorías? ¿Te apetece enfrentarte a miedos aún más peligrosos como puede ser la alergia a los gatos? ¿Te apetece fiar tu futuro al de un cavernícola? ¿Te apetece desafiar a todo un imperio? ¿Te apetece recuperar el amor perdido? Ok, seguro que has respondido “Sí” a todas estas preguntas, pero… medita un poco más la última: ¿Te apetece enfrentarte a todo ello siendo un técnico de soporte informático? Si tu imprudencia ha soltado otro “Sí”, sé bienvenido. Esta es tu aventura.
Antes de viajar por el tiempo, quedémonos en la septentrional Suecia para honrar el trabajo de Pontus Wittenmark, Alberto Costa y el reducido equipo de Warm Kitten. “Menos es más” aseveraba el reconocido Mies Van der Rohe sobre el minimalismo que impuso a la arquitectura. Aquí hablamos de manos, donde, como suele ser habitual en la familia de desarrolladores que engrandecen el día a día de la aventura gráfica, terminan siendo inversamente proporcionales al resultado obtenido.
“En algún lugar en el tiempo… un hermano está de luto” Justin, el técnico de IT, la ha liado… y esta vez las proporciones son descomunales. En su defensa cabe decir que la derrota moral que ha sufrido contra Oligarch, el gato por el que su ya exnovia Julia le ha dejado, puede justificar hacer cosas demasiado estúpidas como confiar en la comida que reside en el congelador de una oficina. Pero, como ya supondremos, no será la última.
Un portal que lo cambie todo. Para nosotros, por el momento, un accidental relevo entre dos hombres que aceptarán su destino reciente de forma… algo distinta. Justin viajará a tiempos pretéritos para lidiar con la que por entonces —cientos de millones de años atrás— era la gigantesca especie dominante, mientras se enfoca en volver para recuperar el amor de Julia. Por otro lado, Kloot, el cavernícola, llegará a un presente en el que, por el momento, solo le espera un cubículo, un PC y, siendo quizá lo menos gustoso del guion, una formación exprés que le transformará en ese hípster que podría definir un diccionario actualizado… y bien conforme que se le ve.
Pero lo que ambos no esperaban, si ya de por sí no tenían suficiente con el trastorno temporal, es que les tocará padecer la exuberante fuerza de la venganza. “Un hermano está de luto” rezaba un párrafo anterior. Justin es el principal sospechoso de asesinar a un agente especial del imperio pitón, y todo el potencial de sus artilugios terminados en “-Tron” irán tras la búsqueda de nuestro esmirriado héroe.
En toda historia siempre hay un protagonista principal, pero en esta aventura será más acertado hablar de dos… e incluso, por momentos, serán tres los personajes que controlemos simultáneamente. Innegable, que el mayor potencial de la aventura presenta la misma concepción que en su día tuvieron en LucasArts, de confluir protagonistas en distintas líneas temporales y que sus puzles se lucraran de ello.
Si en los primeros compases tropezamos con una inconcebible recolecta de objetos que aportan menor naturalidad de la que aún consiguen transmitir los protagonistas, la aventura se revuelve, tras copiar/calcar/remedar… por qué no? Homenajear, a la legendaria Day of the Tentacle, para concluir dando una lección espléndida de reto y puzles… y todo ello sin necesidad de trazar un vínculo con el guion. Descaro; y también mucho mérito.
Saludamos, y sufrimos, a una animación que, pese al vistoso y divertido aspecto gráfico global, penalizará en demasía. Caso opuesto para un doblaje que salva a un cúmulo de temas y efectos de sonido lamentablemente anodinos. Y no nos detenemos, no hemos conseguido avistar diálogos dignos de anotar. ¿Dónde está el secreto? Quizá en recuperar aquello de que la luz cuando más destaca es en un pozo de oscuridad.
Justin Wack and the Big Time Hack es la respuesta que arrolla a cualquier lógica pregunta. Poco importan sus carencias si disfrutas saboreando el reto de unos puzles que, aun perezosos, terminan obligándote a deslizar la lengua para limpiar el sobrante del chocolate. Dicen que los viajes en el tiempo siempre funcionan. A nosotros nos ha funcionado la insolencia, cautivado la valentía y deleitado el desafío. Y sí, nos ha funcionado… la aventura. «Ay, caramba», vaya que sí…